
Es un té verde de origen chino, cuya principal peculiaridad es que proviene de hojas de té Tencha molidas. Su principal uso y popularización la adquirió gracias a los monjes budistas japoneses, que lo tomaban como té de meditación hace más de 800 años. Este tipo de bebida se consume durante la ceremonia japonesa del té, en la que se sigue un estricto ritual para su preparación, y actualmente está considerada una de las mejores y más selectas de Japón.
El té Matcha se caracteriza por sus propiedades organolépticas: es un té de sabor dulce, con una textura cremosa y suave, aunque con un ligero toque amargo. Su rasgo más representativo es el color verde jade que le otorgan las hojas molidas de té Tencha. Esta planta es rica en antioxidantes y aminoácidos, como la L-Teanina, que aportan al té Matcha un efecto tranquilizante que calma el carácter estimulante de la teína.
A diferencia del té verde normal, el té Matcha es 10 veces más ponente que este. Además contiene alrededor de 70 veces más antioxidantes que el zumo de naranja y 9 veces más betacaroteno que las espinacas.
Al ser un té que no se presenta en hojas sino molido hace que su utilización pueda ser más extensa, variada y creativa. No sólo se utiliza como bebida, también es muy frecuente su uso para la repostería, en la realización de chocolates, helados o postres. El té Matcha hace que estos platos tengan un matiz único, sorprendente y que juegan en nuestro paladar despertando los sentidos. En este caso en Auroch Bar hemos decidido elaborar un esponjoso bizcocho de té Matcha que acompañamos con una cremosa bola de helado y una deliciosa crema de galleta.
Un postre beneficioso para la salud y con una combinación de sabores que no dejará indiferente a ningún comensal.